viernes, agosto 03, 2007

While My Guitar Gently Weeps

Hoy la he vuelto a escuchar, la versión acústica...

Te miro toda, veo al amor allí durmiendo.
Mientras mi guitarra llora suavemente.
Miro al suelo y veo que necesita una barrida.
Todavía mi guitarra llora suavemente.
No se por qué nadie te dijo cómo revelar tu amor.
No se cómo alguien te controló.
Ellos te compraron y te vendieron.
Miro al mundo y noto que está cambiando.
Mientras mi guitarra llora suavemente.
Con cada error seguramente estamos aprendiendo.
Todavía mi guitarra llora suavemente.
No se cómo fuiste desviada, fuiste pervertida también.
No se cómo fuiste invertida. Nadie te alteró.
Te miro toda, veo al amor allí durmiendo.
Mientras mi guitarra llora suavemente, te miro toda…
Todavía mi guitarra llora suavemente.
Miro desde los bastidores el papel que estás representando
Mientras mi guitarra llora suavemente.
Como yo, sentado aquí, haciendo nada, sino envejecer.
Todavía mi guitarra llora suavemente.

4 comentarios:

A las 1:04 p. m. , Anonymous Anónimo ha dicho...

Corrección de la corrección: wings=bastidores, no palcos

 
A las 3:42 p. m. , Blogger Mister Blank ha dicho...

gracias por las correcciones, pero sucece lo siguiente... hay veces que una mala traducción origina versos más desconcertantes, más poéticos... Ejemplo: "I look you all" es "os miro a todos", pero dado el contexto, para mí, tiene más poder "te miro toda"; o "Miro desde los bastidores el papel que estás representando", cuya traducción literal-cutre es "Miro desde las alas el juego que estás realizando" pero que posee un poder evocador, surreal, más efectivo. ¿Miro desde las alas?, no dejo de pensar en esa frase mal traducida, pero más profunda en cuanto a evocaciones simultaneas. Lo mismo ocurre con la palabra "desviada", cuya traducción incorrecta es "divertida", pero que en oposición a "pervertida" tiene más juego. A lo que voy, una traducción mala, puede transformarse en una letra totalmente distinta, sí, pero que le puede llenar a uno mucho más que la original.

 
A las 10:24 p. m. , Blogger Unknown ha dicho...

Gherasim luca me trajo hacia acà mientras pausadamente y entrecortadamente leo tu blog y encantada te envio un magico abrazo, lleno de luz y colores

desde Chile....

 
A las 4:14 p. m. , Blogger David Vegue ha dicho...

No sé en que momento comenzó a suceder, pero sucedió. Me veo allí, con 16 años, en el estudio del pintor Santiago Almazán, el más grande, escuchándole hablar como nunca había oído hablar a nadie sobre el universo, inundado de imágenes y de cosas imposibles. En todo aquello que ocurría, hubo una banda sonora, los Beatles. Y sucedió lo que tenía que suceder, el primer verso. Y sabía que me quedaba allí ya para siempre. Unos años después, acudo a Madrid. Mi objetivo es un fin de semana de entregado a los museos. Al irme a dormir el viernes dejo la radio puesta. En mitad de la noche, me despierto escuchando muy bajito Something, y sin poder verme, sé que sonrío. Según las últimas estadísticas, cada 7 minutos suena una canción de los Beatles en alguna emisora del mundo. Pero para mi siempre es igual. Cada vez que oigo una canción de los Beatles en la radio inevitablemente me detengo, y detengo el mundo conmigo unos instantes. Es algo parecido a la siesta, que es la mayor aportación a la mística que ha hecho nuestra cultura, por encima aún del mismo Juan de la Cruz. Un día le dije a un americano al que le gustaba mucho echarse la siesta en mi casa, que nunca llegaría a saber dormir bien la siesta. Dolido por saberse cazado, me pidió explicaciones. Se las di. En la siesta no se trata de dormir. Es un acto místico. En todas las culturas de todas las épocas, la noche es para dormir, porque en la noche el mundo se detiene, y nosotros con él, todo se detiene y gana el descanso. Es curioso que en la gran noche que es el universo suceda al revés. Por eso el universo es algo tan místico. El argumento de qué pasa con quienes durante toda la noche se entregan a algo y agotados se van a dormir cuando amanece no me vale, porque eso es sin duda otro acto místico, aunque, me permito decir, de menor categoría que la siesta. Se trata de que mientras el mundo está funcionando imparable e incorregible, en pleno efervescencia, mientras sucede el día, unos hombres deciden detenerse, y se recogen, es un recogimiento, un replegarse sobre uno mismo, se detienen en medio de ese mundo que está en su máxima expresión de movimiento ese día, inventan un detenimiento y el silencio, cuando no pueden ser inventados, cuando el mundo no lo permite. Y después, dado ese gustazo, lo disipan y vuelven a salir al mundo para seguir moviéndose con él. Por eso quienes ven en la siesta sólo un rato para dormir o descansar no comprenden la siesta. Y todo esto, esto mismo me sucede a mi cada vez que escucho una canción de los Beatles. Así que allí, aproximadamente a las seis de la madrugada, escucho Something en duermevela, sonrío a oscuras, y vuelvo a dormir. Pasadas un par de horas vuelvo a despertar, esta vez con While my guitar gently weeps sonando. Y vuelvo a sentir el concepto de alegría. Pero en seguida me doy cuenta que es la misma emisora, y veo el mensaje claro. Something, While my guitar gentil weeps… Ha ocurrido algo y nos va a hacer llorar. Turbado sin saber porqué, me visto, salgo de casa y me meto en el metro. Allí lo veo. En una pantalla colgada en medio de la estación: George Harrison ha muerto esa noche. Entro en el metro. No sé cuanto tiempo estuve, ya no iba a ninguna parte, no importaba. Bajé en un lugar cualquier sin mirar ningún nombre y eché a andar por Madrid durante todo el día. Triste. Caminar. Perdido. Esas calles que nunca volveré a encontrar fueron testigos de aquel hombre que contaba la tragedia con sus pasos silenciosos. Perdido. Aunque no se pierde quien ya no va a ninguna parte. Ya no quería los museos, aunque para el que está perdido todo es un museo. Y cada vez que escucho estas canciones vuelvo inevitablemente allí, a Madrid, andando por sus calles, perdido, hacia ninguna parte, pero también vuelvo al estudio de Santiago Almazán, al medio del universo, para andar hacia todas partes al mismo tiempo, como el cielo, y ya no perderme nunca más.

 

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