domingo, abril 27, 2008

TABIQUES

EN CASA DE CASUSO
´p
Esto no ha sido una performance. Ni tampoco un vulgar happening. Ni tiene nada que ver con cualquier proyecto "cultural" o "artístico". No ha surgido con la idea de pasar a la historia, ni de ser reseñado, ni de ser considerado como arte. Sencillamente, 5 amigos coincidimos el jueves pasado en la Calle del Sol. Uno de ellos, tenía que derribar dos tabiques de su nueva casa. Allí acudimos al día siguiente, dispuestos a ejercer nuestro derecho a la libertad en esos muros. Todo comenzó sin organicación; Jesus grababa. Unos pintaban con spray, otros recortaban de revistas imágenes sugerentes y las encolaban en las paredes. Algunos de los resultados los he colocado en este mismo blog. Pero es imposible describir lo que allí ocurrió. Puedo remitirme a algunos ejemplos concretos: uno pega una carta de un examor, coloca una rosa encima y la partillea hasta agujerear la pared... de ese agujero aparece una mano llena de tinta roja, y tantea. Busca su camino. La mano se convierte en un brazo que alcanza un libro clavado en la pared. Lo abre, lo rompe, lo lee... otra mano se abre camino por el mismo agujero. Sendas pelean. Rivalizan. Al otro lado de la pared dos individuos se violan. Más tarde, dos personajes juegan a lanzar un frisbi por el agujero antes mencionado. Todo es grabado. Pero nos da igual. Jorge se desnuda. Coge dos tablones, separa su brazos y posa ante las miradas que hay al otro lado del agujero. Un nuevo agujero en esa misma pared deja ver un recorte de periódico: noticias sobre el Tibet. Detrás, alguien palpa. Una lengua. Humedece el papel, lo agujera con la lengua. Las imágenes de los Lamas se mezcla con una lengua que rasga, destruye... Segundos después, alguien rompe a martillazos un ejemplar en VHS de la película TITANIC. Saca la cinta, y la empieza a clavar sobre la pared formando estructuras extrañas. Hace lo mismo con papel higuiénico. Al rato Jesus coge un teléfono movil, y lo clava, dibuja una televisón alrededor, lo rodea con el cable de recargar. Alguien se mancha las manos de tinta roja y las restriega contra la pared. Comienzan a pegarse recortes de revistas: otros pintan encima, manchan desgarran. Marilyn se ve taladrada. Su boca se abre. Alguien pinta con spray encima. En el otro lado de la pared, alguien pega una silueta femina, blanca, pura. Lo corona con un círculo amarillo, un Sol, y lo remata dibujándola una polla y unos cojones negros. Más tarde una cara quejosa. Más tarde montones de ojos, caras, figuras besándose son pegadas en la pared. Y repetimos. No es arte. No es no-arte. Han pasado dos horas. Música de fondo. Un gato que curiosea, bebe de la cola y se esconde entre los cartones que protegen el suelo. Las vistas. Desde las ventanas vemos toda la bahía, todo Santander. Es un cuarto. Vemos todo. Día de Sol. Calor. Amistad. Música. Gato. Carta de amor destrozada. Rosa de plástico muerta a martillazos. Manos en lucha. Libro abierto, pegado contra la pared. Ejes. Bisagras. Crujidos. Cuando todo está concluido alguien grita, alguien ríe. Regresa Casuso con dos amigos más. Traen mazas. Empieza la destrucción. Golpeamos, gritamos, reímos. Las paredes caen. Van naciendo escombros. Todo se destruye. Las caras, las pintadas, los recortes de las revistas. Nos tumbamos sobre los escombros. Sin pensar en nada. Sin decir ya nada. Todo ha sido dicho. Las paredes han desaparecido. Nos asomamos por la ventana. Descansamos. Fue así. Fue así. Y si no hubiera sido así habría dado igual tal vez...

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio