ARTÍCULO
En el último Babelia de "El Páis" he encontrado esta joya, escrita por Xoán Abeleira. Asombroso.
_Cuatro cajas para conservar el fuego
CRÍTICA: LIBROS - Ensayo
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Del surrealismo o superrealismo (esa pulsión de nuestro espíritu que, sepámoslo o no, anda a la caza y captura de una porción de lo maravilloso, de lo sagrado, de lo que está, ciertamente, muy "por encima de la realidad" vulgarizada) cabe decir lo mismo que de su auténtico aliado político, el anarquismo: que a pesar de haber muerto infinidad de veces siempre vuelve a renacer, con convulsiva rebeldía. Los llamados críticos de arte, los enterradores "que babean sobre él" como si fuese una reliquia, intentaron sepultarlo en, al menos, tres ocasiones: en 1939, coincidiendo con el estallido de la Segunda Guerra Mundial y la dispersión de sus miembros; en 1966, tras la desaparición física de su elemento aglutinador, y en 1969, con la disolución del último grupo "oficial". Pero ya durante el Mayo Francés, con la declaración de la Plataforma de Praga, comenzó a gestarse por todo el mundo una nueva serie de "guerrillas" dispuestas a perpetuar la insurrección. Incluidas las españolas.
El interés por esa "inmensa fuerza de ruptura" se ha agigantado con el tiempo. También en el ámbito editorial
Desde los inicios del movimiento, los creadores de la península Ibérica, con sus distintas lenguas y sus distintas culturas, se han mostrado especialmente receptivos a tan beneficiosa influenza, hasta el punto de que sería muy fácil trazar una suerte de árbol genealógico que, partiendo de los años veinte, llegase hasta nuestros días. Y esa (a)filiación no se ha roto. Al contrario. El interés por esa "inmensa fuerza de ruptura", lejos de haberse disuelto en la supuesta asimilación (o sea, en el intento por banalizarla para neutralizarla) a la que la ha sometido la sociedad capitalista, se ha agigantado con el tiempo. También en el ámbito editorial.
Pues si existe una característica común a todas las "células" surrealistas que hubo y que, sin duda, habrá, bajo una u otra apariencia, es su deseo de conjugar la teoría con la praxis; la insurgencia de la palabra con el combate a pie de calle. Y, en eso, España tampoco ha sido una excepción. Aunque los suplementos literarios suelen hacer oídos sordos a sus llamados, lo cierto es que existe un puñado de editoriales independientes, dedicadas a ampliar y difundir el legado surrealista.
Gens y Ángel Zapata, por ejemplo, acaban de hacernos un regalo excepcional: André Breton y los datos fundamentales del surrealismo. A pesar de los treinta años transcurridos desde su publicación original, la obra de Michel Carrouges no ha perdido ni un ápice de intensidad. La suya es no sólo una de las obras más apasionadas y apasionantes que se han escrito sobre el tema sino un auténtico paradigma del género ensayístico. Del punto supremo a la alquimia verbal, del azar objetivo a la escritura automática, Carrouges aborda, con impresionante lucidez, todas y cada una de las "bases" de "una filosofía que no es tal, en el sentido académico (...), una revuelta radical contra la civilización" imperialista.
¿Y Ali Ahmad Said Asbar, el poeta sirio conocido como Adonis? ¿Aún no han leído Sufismo y surrealismo? ¡Qué cosa magistral! Sí: es verdad que existen "sobredosis de belleza" capaces de "elevar el ritmo cardiaco, causar vértigo e incluso alucinaciones": el síndrome de Stendhal. Y esta lámpara de Aladino es buena prueba de ello. Su lectura nos provoca literal, constantemente, excitándonos la inteligencia y la imaginación de tal manera que, por momentos, no hay más remedio que cerrar el grifo. Sobre todo en el capítulo IV, cuando Adonis relaciona la escritura automática con la locución teopática. Xath, según su excelente traductor, "en alusión a las palabras que profiere el sujeto poseído por la divinidad".
Con semejante entusiasmo recordamos que... en abril de 2005, el Grupo Surrealista de Madrid, "un proyecto político de vida poética", celebró sus veinte años de lucha al "pleno margen" de la cultura institucional, recopilando sus invocaciones a la Resistencia en un volumen titulado Los días en rojo. Ahora, la editorial Pepitas de Calabaza, vinculada a él, pone en nuestras manos otras dos bombas incendiarias. Dos arte/factos que, junto con el anterior, conforman una suerte de tríada subversiva. Un mismo hilo dorado cose sus páginas: la pervivencia de esa deriva espiritual que llevaba siglos existiendo antes de que Apollinaire le diese un nombre y Breton la acrisolase en unas Oeuvres complètes que, en realidad, casi ninguno de los que escupen sobre su tumba ha leído.
La nueva edición de Razonado desorden parece más necesaria que nunca. En ella, Ángel Pariente nos ha hecho el inmenso favor de reunir los textos más significativos de la primera etapa del primer grupo surrealista de París (el último está siempre por venir), añadiendo una cronología y una bio/bibliografía de los autores y de los principales firmantes de los mismos. Situado entremedias en el tiempo, entre el manantial y el océano que no cesa de expandirse, ¿Qué hay de nuevo, viejo? recoge, por su parte, un buen número de los textos y las declaraciones del Movimiento Surrealista estadounidense: el grupo impulsado por Franklin y Penelope Rosemont que, durante sus más de cuatro décadas de actividad ininterrumpida, ha apoyado y promovido toda "nueva expresión de rebelión, cualquiera que sea la forma que ésta tome". Tremendo(s).
El interés por esa "inmensa fuerza de ruptura" se ha agigantado con el tiempo. También en el ámbito editorial
Desde los inicios del movimiento, los creadores de la península Ibérica, con sus distintas lenguas y sus distintas culturas, se han mostrado especialmente receptivos a tan beneficiosa influenza, hasta el punto de que sería muy fácil trazar una suerte de árbol genealógico que, partiendo de los años veinte, llegase hasta nuestros días. Y esa (a)filiación no se ha roto. Al contrario. El interés por esa "inmensa fuerza de ruptura", lejos de haberse disuelto en la supuesta asimilación (o sea, en el intento por banalizarla para neutralizarla) a la que la ha sometido la sociedad capitalista, se ha agigantado con el tiempo. También en el ámbito editorial.
Pues si existe una característica común a todas las "células" surrealistas que hubo y que, sin duda, habrá, bajo una u otra apariencia, es su deseo de conjugar la teoría con la praxis; la insurgencia de la palabra con el combate a pie de calle. Y, en eso, España tampoco ha sido una excepción. Aunque los suplementos literarios suelen hacer oídos sordos a sus llamados, lo cierto es que existe un puñado de editoriales independientes, dedicadas a ampliar y difundir el legado surrealista.
Gens y Ángel Zapata, por ejemplo, acaban de hacernos un regalo excepcional: André Breton y los datos fundamentales del surrealismo. A pesar de los treinta años transcurridos desde su publicación original, la obra de Michel Carrouges no ha perdido ni un ápice de intensidad. La suya es no sólo una de las obras más apasionadas y apasionantes que se han escrito sobre el tema sino un auténtico paradigma del género ensayístico. Del punto supremo a la alquimia verbal, del azar objetivo a la escritura automática, Carrouges aborda, con impresionante lucidez, todas y cada una de las "bases" de "una filosofía que no es tal, en el sentido académico (...), una revuelta radical contra la civilización" imperialista.
¿Y Ali Ahmad Said Asbar, el poeta sirio conocido como Adonis? ¿Aún no han leído Sufismo y surrealismo? ¡Qué cosa magistral! Sí: es verdad que existen "sobredosis de belleza" capaces de "elevar el ritmo cardiaco, causar vértigo e incluso alucinaciones": el síndrome de Stendhal. Y esta lámpara de Aladino es buena prueba de ello. Su lectura nos provoca literal, constantemente, excitándonos la inteligencia y la imaginación de tal manera que, por momentos, no hay más remedio que cerrar el grifo. Sobre todo en el capítulo IV, cuando Adonis relaciona la escritura automática con la locución teopática. Xath, según su excelente traductor, "en alusión a las palabras que profiere el sujeto poseído por la divinidad".
Con semejante entusiasmo recordamos que... en abril de 2005, el Grupo Surrealista de Madrid, "un proyecto político de vida poética", celebró sus veinte años de lucha al "pleno margen" de la cultura institucional, recopilando sus invocaciones a la Resistencia en un volumen titulado Los días en rojo. Ahora, la editorial Pepitas de Calabaza, vinculada a él, pone en nuestras manos otras dos bombas incendiarias. Dos arte/factos que, junto con el anterior, conforman una suerte de tríada subversiva. Un mismo hilo dorado cose sus páginas: la pervivencia de esa deriva espiritual que llevaba siglos existiendo antes de que Apollinaire le diese un nombre y Breton la acrisolase en unas Oeuvres complètes que, en realidad, casi ninguno de los que escupen sobre su tumba ha leído.
La nueva edición de Razonado desorden parece más necesaria que nunca. En ella, Ángel Pariente nos ha hecho el inmenso favor de reunir los textos más significativos de la primera etapa del primer grupo surrealista de París (el último está siempre por venir), añadiendo una cronología y una bio/bibliografía de los autores y de los principales firmantes de los mismos. Situado entremedias en el tiempo, entre el manantial y el océano que no cesa de expandirse, ¿Qué hay de nuevo, viejo? recoge, por su parte, un buen número de los textos y las declaraciones del Movimiento Surrealista estadounidense: el grupo impulsado por Franklin y Penelope Rosemont que, durante sus más de cuatro décadas de actividad ininterrumpida, ha apoyado y promovido toda "nueva expresión de rebelión, cualquiera que sea la forma que ésta tome". Tremendo(s).
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André Breton y los datos fundamentales del surrealismo. Michel Carrouges. Traducción de Ángel Zapata. Gens. Madrid, 2008. 372 páginas. 20 euros. Sufismo y surrealismo. Adonis. Traducción y notas de José Miguel Puerta Vílchez. Ediciones del Oriente y del Mediterráneo. Madrid, 2008. 340 páginas. 19 euros. Días en rojo. Grupo Surrealista de Madrid. Pepitas de Calabaza. Logroño, 2005. 240 páginas. 10,50 euros. Razonado desorden: textos y declaraciones surrealistas (1924-1939). Varios autores. Edición y traducción de Ángel Pariente. Pepitas de Calabaza. Logroño, 2008. 304 páginas. 20 euros. ¿Qué hay de nuevo, viejo? Textos y declaraciones del Movimiento Surrealista de Estados Unidos (1967-1999). Grupo Surrealista de Chicago. Pepitas de Calabaza. Logroño, 2008. 188 páginas. 12,50 euros.
André Breton y los datos fundamentales del surrealismo. Michel Carrouges. Traducción de Ángel Zapata. Gens. Madrid, 2008. 372 páginas. 20 euros. Sufismo y surrealismo. Adonis. Traducción y notas de José Miguel Puerta Vílchez. Ediciones del Oriente y del Mediterráneo. Madrid, 2008. 340 páginas. 19 euros. Días en rojo. Grupo Surrealista de Madrid. Pepitas de Calabaza. Logroño, 2005. 240 páginas. 10,50 euros. Razonado desorden: textos y declaraciones surrealistas (1924-1939). Varios autores. Edición y traducción de Ángel Pariente. Pepitas de Calabaza. Logroño, 2008. 304 páginas. 20 euros. ¿Qué hay de nuevo, viejo? Textos y declaraciones del Movimiento Surrealista de Estados Unidos (1967-1999). Grupo Surrealista de Chicago. Pepitas de Calabaza. Logroño, 2008. 188 páginas. 12,50 euros.
Etiquetas: surrealismo